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Davos: ambiente y libertad

— por Rodolfo Tarraubella

Exíste una relación de dependencia entre la economía y la naturaleza. En el modelo de mercado, la negación de capacidad de pago en una empresa la lleva a la quiebra, pero esa posibilidad no se da con la naturaleza, que es la infraestructura de las infraestructuras, ya que el colapso de la naturaleza nos llevaría a la muerte de la humanidad.

Soy un somos, un conjunto de bacterias asociadas a mí biología, y si alguna se pone un poquito loca, me mata. Soy un somos, un conjunto de ideas resumidas en creencias devenidas en mi persona, que me atrapan y me esclavizan la identidad, y si alguna se. pone un poquito loca, me mato.

Soy una psiquis negadora que defiende ideas y no realidades, como diría el presidente argentino Javier Milei en Davos. Y en vez de cambiar los modelos o las creencias que tenemos, queremos culpar a la realidad y pensar que es la realidad la que falla.

¿Qué pasa con los bienes llamados superabundantes? Me refiero a el agua, el are, la biodiversidad… O sea, aquellos bienes sin los cuales nuestro organismo no puede funcionar, sin los cuales no puede haber vida. Al haber sido estos bienes eternamente superabundantes, de acuerdo a las leyes de oferta y demanda, este producto no tiene precio, es gratis, podes usarlo todo lo que quieras, porque al no ser escaso, no le damos un valor.

Hemos nacido con la superabundancia de agua, de aire, de bosques, de biodiversidad, y la pregunta que me viene es ¿Estamos seguros que siguen siendo superabundantes?

Un economista nos diría, “Quedate tranquilo, sí fuera escaso, ya alguien le hubiese puesto un valor y te lo vendería”. Bien, pero si a rodo esto le agregamos un concepto psicológico (la negación de le realidad) ya el modelo se me hace más complejo.

Imaginemos a alguien que está enfermo, pero niega la enfermedad, un día se descompone mal, tenía una infección muy grave dicen los médicos, y dicha infección lo lleva a no poder continuar con la autopoiests (como diría el biólogo Humberto Maturana), entonces muere.

Del mismo modo nos puede pasar con el ambiente, para determinar que está enfermo, o que un bien que era superabundante ahora es escaso, tenemos que considerar que tenemos la suficiente lucidez mental para determinaro. ¿Y si la sociedad se convirtió en negadora por haber pasado millones de años en superabundancia?

Si así lo fuera, a dificultad que se nos presenta, es que al igual que ocurre con una empresa que si sos un negador de tu capacidad de pago en la cantidad de deudas que asumiste, terminas quebrando, en el caso de la naturaleza, la quiebra de la naturaleza significa el colapso de la misma. ¿Cómo abarcar este problema desde el planteo que realizó el presidente Mile en Davos el 17 de Enero pasado?

Existe una relación de dependencia entre la economía y la naturaleza. Hace muy poco viajé a Panamá, y estaban preocupados por la reducción en las precipitaciones, que hacía más dificil el llenado de la laguna para el correcto uso del Canal de Panamá. El Canal de Panamá y todos los beneficios que produce tanto por su facturación como por la de proveedores yla gente que emplea, es responsable del 30% del producto bruto de dicho país. La reducción de precipitaciones se puede explicar, en parte importante, por la deforestación sufrida por bosques aledaños.

Si suponemos que el Canal de Panamá es responsable de generar unos US3,000 millones anuales, ¿Cuánto deben valorizarse los servicios ecosistémicos que brindan esos bosques que permiten las lluvias en el Canal, y que habilitan para que el canal funcione?

En la Argentina y en el mundo existen casos similares con más y menor dependencia entre economía y naturaleza. En el modelo de mercado, la negación de capacidad de pago en una empresa la lleva a la quiebra, pero no podemos darnos esa posibilidad con la naturaleza, que es la infraestructura de las infraestructuras, ya que el colapso de la naturaleza nos llevaría a la muerte de la humanidad.

Y aquí estamos en el dilema de cómo la negación puede llevar- os a terminar con la autopoiesís y con la vida y la economía toda. Entonces surgen preguntas para responder al desafío que nos propone el presidente argentino Javier Mile en su discurso del Foro Económico Mundial. ¿Debe ser el estado el que intervenga con fondos? ¿Existen mecanismos de mercado para proteger los ecosistemas y la biodiversidad? ¿Qué necesitamos para habilitar estos mecanismos de mercado, proteger la vida y las próximas generaciones, sin intervención del estado?

Publicado por Gerencia Ambiental

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